Mi historia

Madrileña gata y castiza de nacimiento, de vida y de herencia familiar.

También por herencia familiar he salido teatrera, que no es lo mismo que actriz. Gracias a mi familia materna, la butaca siempre ha sido mi lugar favorito, mi refugio, un espacio de asombro y aprendizaje. El teatro, las artes, el folclore y la cultura en general han sido y son una constante en mi vida y mi desarrollo como persona, ciudadana y profesional.

Empecé mi experiencia como espectadora a los dos años. Desde entonces, el teatro forma parte de mi identidad, y yo formo parte activa del teatro.

De pequeña, cualquier encuentro entre primos se convertía en una fiesta improvisada (o no tanto) de disfraces, una sesión intensa de ensayos de teatro o una tarde de guiñol, títeres e historias.

A los 4 años empecé mi formación musical (solfeo, canto y piano), y desde los 6 participé en las clases extraescolares de teatro de todos los colegios a los que he asistido.

Laura de espaldas sentada en el escenario, contempla el patio de butacas del magestuoso Teatro Cervantes de Málaga, que tiene encendida toda la iluminación del patio y los palcos.

Parece contradictorio plantear que en 2016 decidiera poner en pausa mi formación como actriz para formarme en lengua de signos española (LSE) y comunidad sorda, con un inmenso sentimiento de urgencia.

Ahora no puedo definirme solo como actriz.
Mi yo profesional es:
50% actriz-cantante,
50% intérprete de lengua de signos y mediadora.

Tengo la suerte inmensa de haber encontrado mi plan A… y mi otro plan A.

Actualmente compagino mi actividad como actriz y traductora-intérprete teatral, con el trabajo en servicios de interpretación con personas sordas y sordociegas, así como con la investigación en neurolingüística en el ámbito de las lenguas de signos y las personas sordas.

Laura M. Golvano